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Análisis de los resultados electorales del 20 de diciembre

El escenario que se presenta para Podemos tras el resultado electoral obtenido el pasado domingo 20 de diciembre supera nuestros sueños más optimistas. En primer lugar, el resultado propio (21% y 5.200.000 votos) nos sitúa en una situación de enorme fuerza. Por otro lado, el bipartidismo se deja por el camino más de cinco millones de votos y queda en una situación de debilidad extrema. Y, para rematar la jugada, el gran rival por capitalizar el cambio en nuestro país queda seriamente tocado, al obtener un resultado muy pobre en comparación con sus expectativas y con la sensación de que el invento no le ha funcionado al IBEX35, ni siquiera con la manipulación de las encuestas y todos los grandes medios de comunicación remando a su favor.

¿Alguien se imagina que hubiera pasado si C's saca 69 escaños y Podemos 40? Creo que ahora mismo los titulares serían “Rivera, la nueva esperanza de España”, “El populismo de Iglesias se estrella y fracasa estrepitosamente”.

Y creo que si eso hubiera ocurrido nos habrían desactivado por completo. Podemos habría sido un blufff que hubiera durado un par de años. Pero resulta que no, resulta que el plan ha fracasado, que no han logrado aupar a C's ni han logrado hundirnos a nosotros. Todo lo contrario, nosotros salimos más reforzados que nunca y en una posición estratégica privilegiada, mientras que C’s afronta una situación muy complicada, con una posible huida de votos: unos pocos de vuelta al PP y, la mayoría, en mi opinión, los que de verdad votaban a ese partido porque querían un cambio real en este país, a Podemos.

La situación actual nos permite seguir teniendo la iniciativa política, al menos la discursiva, lo que llamamos la centralidad del tablero, a la par que no tenemos la responsabilidad de formar gobierno. Todo ello desde la posición de fuerza extrema que nos dan los resultados del domingo. Además, el primer puesto en Cataluña y Euskadi confirma que Podemos es la única fuerza que garantiza la unidad de España. Confirma que somos los únicos capaces de seducir a catalanes y vascos para que se quieran quedar con nosotros. El primer o segundo puesto eran una tentación muy golosa, pero nos habría puesto en la complejísima situación de tratar de formar Gobierno, sin tener suficiente fuerza para lograr uno mínimamente estable.

Mi plan consistiría en plantearle a Pedro Sánchez un pacto de investidura para una legislatura de dos años en la que se apliquen medidas para acabar con la situación de emergencia social que sufre nuestro país. Y, mientras tanto, abrir un proceso de reflexión para reformar la Constitución. Y dentro de dos años, después de haberlo debatido con tiempo y serenidad, que todos los españoles votemos si queremos esa reforma.

Todo el mundo sabe cuáles son nuestros objetivos y que es innegociable que deben quedar garantizados en la Constitución: reforma de la ley electoral para hacerla más justa; independencia de la justicia, el poder ejecutivo y legislativo NO puede nombrar a los jueces; lucha contra la corrupción institucionalizada, NO a las puertas giratorias; blindaje de los derechos sociales; referéndums para decidir las cosas importantes entre todos. A eso le añadimos un regalito: la revocabilidad del gobierno a mitad de mandato si no cumple su programa electoral.

Así que parece ser que seguimos en campaña (aunque por suerte para nuestros cuerpos, ahora de baja intensidad). La campaña más larga y bonita de la Historia de las democracias. Quien algo quiere, algo le cuesta.


A sonreír, que si se puede.

La tarta

Una de las personas a las que más quiero en este mundo me dijo ayer que Podemos se parecía al Despotismo Ilustrado: que nosotros decíamos, “mirad, tenemos los mejores ingredientes, los mejores cocineros, los mejores materiales y os vamos a hacer la tarta más rica del mundo”.

No podría estar más en desacuerdo con esta afirmación. De hecho, creo que es justo al revés.

Hasta ahora, la tarta la servían en un bonito restaurante, a mesa puesta y totalmente gratis. El problema de la tarta es que estaba envenenada. A pesar de ello, la gente seguía comiendo de la tarta, porque como era tan cómodo… y eso de que estaba envenenada… bueno, eso era lo que decían, pero vaya usted a saber si era verdad o no.

Pero resultó que a la gente empezó a dolerle la tripa, algunos se pusieron muy malitos y muchos otros murieron. Ya no había ninguna duda. La tarta estaba envenenada y el veneno empezaba a hacer su efecto.

Así que claro, la gente, asustada, dejó de ir al restaurante.

Pero había un montón de personas que quería seguir comiendo tarta. Y, lo más importante, querían que los demás también pudieran seguir comiendo tarta. Así que decidieron cocinarla ellos mismos. Como no tenían ni dinero ni medios, la tarta ya no se podía cocinar en un bonito restaurante, así que habría que hacerla en la cocina de una casa. Por allí apareció un tío con coleta que les dijo, “oye, yo creo que sé hacer bastante bien la tarta, pero eso sí, es muy difícil de cocinar y conlleva muchísimo trabajo. Pero si os comprometéis a ayudarme yo os traigo los ingredientes, pongo el horno, pongo mi casa y os digo la receta. Eso sí, para hacerla bien necesito mucha gente ayudando, si no, es imposible hacerla y para que me quede una mierda de tarta de la que nadie va a querer comer, pues no la hago”. Y, en menos de 48 horas, el cocinero con coleta tenía más de 50.000 personas metidas en su cocina (a ver, sí, lógicamente era una cocina mágica).    

Así que el cocinero con coleta y sus miles de pinches se pusieron manos a la obra con la tarta. Cómo eran muchos, no se conocían de nada y la mayoría nunca había hecho una tarta, y menos una tan complicada de elaborar, al principio fue todo un poco lío. Pero tras cinco meses de trabajo la primera tarta salió buenísima y cada vez más gente quería comerla. Y, lo mejor de todo, ayudar a cocinarla.

Mientras tanto, los señores que antes hacían la tarta no paraban de repetir: “No saben hacer tartas”, “les van a quedar fatal”, “nunca han hecho ninguna y nosotros tenemos mucha experiencia haciendo tartas” y, cuando se les acabaron los argumentos, lanzaron directamente: “Esa tarta también está envenenada, igual que la nuestra”. Muchos se asustaron. Pero la mayoría, que sabían que los anteriores cocineros eran unos sinvergüenzas y unos mentirosos, no les hicieron ni caso y siguieron a lo suyo.

De vez en cuando, algunos de los que querían comer tarta pasaban por allí y se sentaban en el salón a ver la tele. “¿Cuándo va a estar la tarta”, preguntaban. “Es que tarda mucho en salir esa tarta”, insistían sentados en el sofá mientras se tomaban una cerveza. “Me ha dicho uno que no le echáis azúcar”, “y que le estáis poniendo mantequilla de mala calidad”, “y que el otro día, cuando la servisteis, aún no estaba fría del todo”. “Y me han dicho que uno de los cocineros se ha llevado unas cuantas cerezas a su casa sin decir nada”.

Y el cocinero con coleta les replicaba, “a ver, primero, ese que te ha dicho esas cosas ni siquiera se ha pasado por aquí a echar una mano, así que cómo demonios va a saber si la tarta tiene azúcar o si la harina es de buena o mala calidad. Además, hay que seguir comprando los ingredientes, a mi ya casi no me queda dinero y vosotros estáis por aquí todo el día, bebiendo cerveza y viendo la tele y ni siquiera nos dais un poco de pasta, así que como se me hinchen los cojones a lo mejor dejo de hacer la tarta.

“Prepotente”, gritaron unos. “Populista”, exclamaron otros. “Nos faltas al respeto con tu soberbia”, le dijeron los más atrevidos.

Pero el cocinero y sus pinches sabían que era importantísimo que siguieran cocinando la tarta, porque los que tanto les criticaban iban a seguir comiendo tarta sí o sí, y si no comían de la suya, volverían a comer de la envenenada y morirían. Así que hicieron oídos sordos y siguieron trabajando.     

Con el tiempo, las tartas fueron quedando cada vez mejor e, incluso, había gente que les pagaba por una porción, a pesar de que ellos la ofrecían totalmente gratis. Y, poco a poco, lograron que la gente confiara en su tarta, que fuera la más comida del país y, desde luego, la más deliciosa.

El problema es que, como ya he explicado anteriormente, hacer la tarta requiere un esfuerzo brutal y muchas personas colaborando. Y que el cocinero y sus pinches ya han dejado claro que solo pueden aguantar ese ritmo infernal de trabajo durante ocho años. Y que luego, serán otros los que tengan que seguir haciendo la tarta. Por lo que sería más que recomendable que los que están en el sofá del salón viendo la tele y bebiendo cerveza empezaran a echar una mano. Primero, por educación y respeto; y, segundo, porque si no, dentro de ocho años, no va a haber nadie que siga haciendo la tarta, o no van a ser suficientes, o no van a tener ni idea de cómo hacerla y les va a quedar un mojón.

Y si eso pasa, los anteriores cocineros, que siguen al acecho, volverán a fabricar su tarta envenenada. Y la gente volverá a comer de ella. Y morirán o se pondrán gravemente enfermos. Y, entonces, irán a buscar al coletas y a sus pinches y les dirán que por qué no vuelven a hacerla, o que por qué no buscan a alguien que la haga. Alguno, incluso, les reprochara: “es que deberíais seguir haciéndonos las tartas. Es vuestra obligación”.

Pero no. Ahí ya será demasiado tarde. En ese momento ya no habrá cocinero, ni pinches, ni tartas que comer. Y a los ciudadanos no les quedará más remedio que volver a comer de la tarta envenenada…


Esto es solo un cuento. Esperemos que dentro de unos años no se convierta en realidad y haya nuevos cocineros y nuevos pinches horneando la tarta. Porque, si no, las consecuencias las sufriremos tod@s, tanto los que solo comían tarta y bebían cerveza, como los que se dejaron la vida y la salud haciendo la tarta más rica del mundo. Y, probablemente, muchos de esos pinches, a pesar de su enorme bondad y generosidad, no les perdonarán.  

Caso Zapata: hipócritas, estúpidos e hijos de puta

Querido lector, ahora que he conseguido captar tu atención con mi sutil titular, lo primero que quiero decirte es que, a pesar de la rabia que me corroe desde que saltó a la luz el tema Zapata, tengo la intención de mantener una corrección absoluta en las formas. No lo hago para evitar la posibilidad de ser portada de todos los medios de comunicación en un futuro cercano, o por si acaso la policía decide investigar si mis palabras son constitutivas de delito. Lo hago porque me da la gana y para demostrar que, en general, las personas que están (estamos) luchando por el cambio en este país (como Guille Zapata) son ejemplares, y que merecen mucho más la admiración y el respeto de sus conciudadanos que sufrir una cacería mediática.

Creo que el caso Zapata es extremadamente complejo, ya que se pueden establecer diversos debates paralelos y no todos ellos relacionados directamente entre sí. Por ello voy a dividir este post en varios puntos. 1) ¿Es lícito el humor negro expresado con crueldad? 2) ¿Recurrir a él te convierte en mala persona? 3) ¿Su utilización debe conllevar responsabilidades políticas? ¿Y legales? 4) ¿Cuál es el fin de esta cacería mediática? Y, por último, 5) ¿es España el país más hipócrita del mundo?

¿Es lícito el humor negro expresado con crueldad?
Acerca de la utilización del humor negro, he de decir que me encanta. De hecho, me parece el humor más inteligente que existe, tal vez, por eso algunos son incapaces de entenderlo. La lista de intelectuales y de genios del humor, de la literatura, del cine e, incluso, de la música, que han hecho uso de él sería interminable. Para mi la clave es dónde está el límite de la crueldad en este tipo de humor. En mi opinión no hay límite. Cualquier salvajada es lícita si se hace en tono de broma. Tal vez sea porque yo estoy muy acostumbrado a reírme de mí mismo, o a tolerar todo tipo de bromas sobre mi persona, sin tomármelas a mal, por muy crueles que puedan parecer.
Pero no todo el mundo es como yo, y hay que tener en cuenta que existen personas que tienen una sensibilidad diferente a la mía, y que pueden ser más frágiles, o más susceptibles. Por ello, por respeto a estas personas que se pueden sentir terriblemente heridas o humilladas por esta clase de bromas creo que hay que ser muy cuidadoso. De ahí el peligro de usarlo en las redes sociales. En ellas, absolutamente todos los usuarios son público objetivo, por lo que es prácticamente seguro que entre ellas habrá personas a las que les duela. Por ello, defiendo el humor negro y cruel solo en el ámbito estrictamente privado.



¿Recurrir a él te convierte en mala persona?
Uno de los hechos más mezquinos y vergonzantes (probablemente el más mezquino y vergonzante de todos) de esta cacería mediática, es tratar de presentar a Zapata como antisemita, racista, filoetarra, o cualquier otra salvajada que se le pueda pasar por la cabeza a algún insigne tertuliano o columnista.
Es decir, tratar de hacer creer a la sociedad que lo de Zapata no son chistes o comentarios jocosos más o menos afortunados, sino que entroncan con su forma de pensar. Se trata de una estrategia perfectamente planificada. La crueldad y la maldad de las personas que están tratando de llevarla a cabo es de tal magnitud que no pienso desperdiciar más tiempo en ellos. Su Dios les juzgará.
Por otro lado, lo entiendo perfectamente. Es su último recurso. La última bala que les queda a algunos para tratar de parar lo que ya parece inevitable: perder definitivamente todos sus privilegios económicos y/o su capacidad de abuso sobre los ciudadanos. Y saben que eso conllevará sobre su persona, o sobre la de sus amigos, o sobre la de sus amos, investigaciones policiales y, en muchos casos, la cárcel.
A algun@s, como a Esperanza Aguirre, les podría venir muy bien en el futuro para poder justificar que su detención no se produce por asuntos de corrupción, sino por su ideología política. De ahí la mención reiterada a los presos políticos en Venezuela.
Lo peligroso del asunto es que ese tipo de técnicas funcionan. Lo sé bien porque soy periodista y he estudiado las técnicas de manipulación social. Además, los españoles somos un pueblo muy impulsivo y bastante manipulable.

¿Su utilización debe conllevar responsabilidades políticas? ¿Y legales?
Creo que si un cargo público ya investido realiza ese tipo de comentarios debe ser cesado fulminantemente. Ocupar un cargo público conlleva una responsabilidad política, social y moral mucho mayor que la de cualquier otro ciudadano. Por tanto, no son admisibles ni tolerables ciertos comportamientos.
Pero resulta que estos tweets fueron escritos hace años. En mi opinión esa responsabilidad no puede ser, en ningún caso, retroactiva. Esa es la razón por la que, desde algunos medios, se trata de hacer creer que Zapata comparte el fondo de esos chistes. No pueden exigirle responsabilidad política por algo que hizo hace años, por eso tienen que tratar de hacer pensar a la gente que Zapata es un monstruo y que una persona así no puede ejercer como edil en el Ayuntamiento de Madrid. La bajeza moral de estos personajes es vomitiva.
Sin embargo, creo que el humor es un asunto plenamente relacionado con la cultura, por eso sí me parece apropiado que Zapata no ocupe esa cartera en el Consistorio madrileño. Más aún, cuando la propia alcaldesa ha afirmado categóricamente que a ella no le gusta el uso de ese tipo de humor cuando este es cruel, como es el caso de los comentarios de Zapata. Por lo tanto, me parece razonable que Carmena quiera que la persona que se ocupe del área de cultura esté en total sintonía con ella en ese aspecto. Más aún, después de la alarma social generada. Por tanto, me parece acertada la decisión de apartar a Zapata de dichas responsabilidades, pero mantenerle como concejal.
A pesar de que ello va a darle más alas a los cazadores y a prolongar el asunto en el tiempo. Tal vez nos perjudique políticamente, pero es una cuestión de dignidad y justicia.  

Respecto al tema legal, parece que la policía ha abierto una investigación, por si acaso los comentarios de Zapata pudieran ser constitutivos de delito. A este respecto, solo un comentario: como haya que investigar policialmente a todo el mundo que haya contado o publicado en redes un comentario o chiste similar, no va a haber suficiente policías en España para investigar, ni cárceles lo bastante grandes como para meterlos a tod@s. Aún así, no descarten que el insigne Ministro del Interior, don Jorge Fernández Díaz, ordene dedicar todos los recursos del Estado a esta labor en los próximos meses, aunque para ello haya que retirar a la policía de las calles y meterles en una salita a analizar tweets de aquí a las generales. Todo con tal de no perder el poder. 
No lo descartéis. Ya os digo que estos tipos se juegan pasarse varios años a la sombra. Y la vergüenza hace ya tiempo que la perdieron.

¿Cuál es el fin de esta cacería mediática?
En mi opinión, solamente uno. Criminalizar a los agentes del cambio en este país para no perder definitivamente el poder en la totalidad de las principales instituciones del Estado. Y, ya de paso, mandar un mensaje a los chavales que se estén planteando participar más activamente en política. “Como mováis un dedo, al más nimio error, os vamos a intentar joder la vida”.
Todo ello, con el fin de que no se puedan investigar más a fondo (más aún si cabe) sus presuntos delitos, que conllevarían, casi con total seguridad, la entrada en prisión (Luis sé fuerte. Hacemos lo que podemos). Se trata de intentar salvar el pellejo como sea. Y cuando las personas ven su pellejo peligrar están dispuestas a hacer lo que haga falta. Literalmente hablando.
Zapata ha sido el primero. Los demás van a ir detrás en cascada. Pablo, Rita... la lista no tiene fin. Y cuando se acabe, volverán a Monedero, ETA, Venezuela y vuelta a empezar. Habrá que estar muy vigilantes. Como digo, creo que están dispuestos a hacer lo que sea necesario. Ya no pueden sacar los tanques a la calle como en el 36. Ya no tienen a Hitler y a Mussolini para ganarles la guerra, pero existen recursos como un “tamayazo” encubierto, sometiendo al PSOE a una presión brutal, que no estoy seguro de si aguantarán o, directamente, realizar un “MarioMonti” con la ayuda y la complicidad de la UE. A fin de cuentas, en Italia les salió bien.  
  
¿Es España el país más hipócrita del mundo?
Bien, llegamos al punto en el que más me va a costar contenerme. Tomaré aire profundamente, contaré hasta diez…
Venga, allá vamos.
Vivo en un país en el que me he criado desde que era niño escuchando chistes sobre negros, gitanos, moros, mujeres, maricones, víctimas de ETA e, incluso, solo unos días después del 11-M, sobre el atentado de los trenes de Atocha (El Metro de Madrid vuela).
Por supuesto que tod@s aquell@s que ahora se llevan las manos a la cabeza por el caso Zapata, jamás, repito, jamás, han contado o se han reído de un chiste de este tipo. Es más, estoy seguro de que cuando eso ha sucedido, ellos le han afeado la conducta a su interlocutor, o han acudido a una comisaría de policía a denunciarle. Incluso si el chiste lo ha contado un amigo, un hermano, un tío, un padre o su cuñado. Los españoles somos un pueblo muy serio, educado y respetuoso con estos temas.
También recuerdo algún gag en TVE acerca de una mujer maltratada en el especial de Nochevieja de Martes y 13. Solo había una cadena. Más de 20 millones de españoles lo estaban viendo. Nadie se rió. Todo el mundo se quedó petrificado al verlo. Las llamadas a las comisarías de policía colapsaron las líneas. De hecho, se suspendió aquella Nochevieja. Yuste y Millán fueron repudiados y nunca más volvieron a aparecer en televisión y el odio de los españoles quedó marcado a fuego en sus vidas.
Pero claro, es que ni tu amigo, ni tu hermano, ni tu tío, ni tu padre, ni tu cuñado, ni Martes y 13 eran agentes protagonistas del cambio. Ni habían puesto en peligro su privilegiado modo de vida.
Para entenderlo mejor, os recomiendo una obra maestra de la televisión. Se llama Los Soprano.




EL CASO CASILLAS



Íker Casillas no está, en absoluto, en su mejor estado de forma. En este momento no es, ni de lejos, el mejor portero del mundo. Probablemente, no sea ni siquiera uno de los 5 mejores. Es perfectamente respetable que haya gente que critique su juego e, incluso, que opine que no debería ser titular en el Real Madrid. Hasta ahí, la lista de lo admisible.


Pero entre eso y el linchamiento al que se le lleva sometiendo durante más de un año va un trecho muy largo. Lo sucedido el pasado sábado en el derby madrileño y el martes en el partido de Champions ante el Basilea, fue la lamentable culminación de todo ese trabajo que llevan realizando algunos sectores del “madridismo” desde hace tiempo.

Una cosa es la crítica deportiva y otra la humillación a la que se pretende someter al mayor emblema en activo (y uno de los más grandes de la Historia) del Real Madrid. El objetivo es claro: echar a Casillas del club. Y como, no solo no lo han conseguido, sino que, además, intuyen que el mostoleño va a defender la portería blanca como titular a lo largo de toda la temporada, han decidido pasar a la acción y tomar medidas más drásticas. Lo que se ha vivido durante los dos últimos partidos en el estadio Bernabéu es uno de los episodios más lamentables que yo recuerde.  

Lo triste del asunto es que todo esto no procede, ni mucho menos, de cuestiones deportivas. Íker Casillas es repudiado por este sector por un único motivo: plantarle cara a una de las mayores desgracias que ha tenido que sufrir este club a lo largo de su más que centenaria Historia. José Mourinho.

¿Su supuesto delito? Explicar detalladamente las actuaciones de un ser, tan despreciable, como nocivo para el fútbol. Un tipo que no debería de tener absolutamente nada que ver con este noble deporte. Por muy buen entrenador que sea. Solo recordar que hasta los portugueses del Real Madrid, sus compatriotas y, en principio, grandes aliados, acabaron repudiándole por su ruin comportamiento.        

Hay que recordar que este sector, que pretende destruir al mítico capitán de su propio equipo, está encabezado por una banda de neonazis, los Ultras Sur. Que las técnicas que utilizan para atacar al enemigo son perfectamente acordes a su ideología. Muy similares también a las que, durante tres insufribles años, usó su admirado Mourinho. Allá cada cual. El que quiera seguirles por ese camino, que lo haga.

Les pediría respeto hacia una persona que llegó al club con 8 años, que es el más madridista que pisa ese estadio cada domingo, que ha sido un orgullo para el Real Madrid y para todo un país, no solo por sus actuaciones deportivas, sino por su comportamiento fuera del campo.

Pero me temo que no lo van a entender. Que su rencor es tan grande que solo queda superado por su bajeza moral.

El Atléti de Madrid, ese perrito que nunca pudiste tener

El Real Madrid es mi mujer desde hace 30 largos años. Una señora de los pies a la cabeza. Guapísima. Elegante. Inteligente. Noble. Valiente. Inmejorable compañera. En resumen, un pibón. La mujer que todo el mundo desearía tener. Y encima está forrada. Qué le vamos a hacer. Yo no la quiero por su dinero, pero ya que lo tiene no la voy a decir que lo tire por la ventana. Aunque, a veces, se pone en plan derrochona y se gasta el dinero en unas gilipolleces que para qué... (Coentrao, Kaká y tantos y tantos otros....). Pero bueno, la pasta es suya y si sus padres (los socios) la dejan pulírselo, pues ellos sabrán... 

Después de tantos años sigo completamente enamorado de ella. Es verdad que con el paso del tiempo y según voy madurando, ya no siento el cosquilleo de las primeras veces (la Liga de Valdano, la Séptima...). E incluso también hemos tenido nuestras movidillas y nuestras épocas malas (The ¿Special? One). Pero, al final, nuestro amor es tan fuerte que lo superamos todo juntos y más unidos que nunca.

El Atlético de Madrid es ese perrito que tanto anhelan nuestros hijos, pero que mi mujer y yo nunca les hemos permitido tener ("como metas un perro en casa sale volando por la ventana"). Les vemos jugar con los de sus amiguitos y a los niños se les cae la baba con ellos. Se lo pasan tan bien. Disfrutan tanto. La verdad es que, a pesar de todo, son monos los jodíos perritos. Hacen cosas supergraciosas (el Descenso a los infiernos, la pifia de Toni en la final de Copa contra el Espanyol, el "vamos a dejarnos perder contra el Barça para que el Madrid de Capello no gane la Liga") y, de vez en cuando, te sorprenden con actos extraordinarios, más propios de seres humanos admirables que de animales (el Doblete, la Liga de Simeone). El tema es que tú te resistes tanto como puedes ("es que una casa no es sitio para un perro. El perro tiene que estar libre, corriendo por el campo"), pero al final llega el día en que los niños consiguen colarte un cachorrito por la puerta. Tu primera reacción es sacarlo inmediatamente de casa ("¡Cuántas veces os hemos dicho que no queremos perros en casa!!"), pero de repente, va y te suelta un lametón en la mano y ya te ablandas ("está bien, se puede quedar un par de días hasta que le encontremos un dueño"). Y, antes de que te des cuenta, el jodío perrito ya se ha hecho el amo de la casa y es uno más de la familia.

Eso sí, seamos serios, una cosa es que quieras mucho al perrito e, incluso, que le dejes meterse en tu propia cama (Lisboa), y otra muy diferente que te lo quieras montar con él. Mañana, yo particularmente, a quien quiero estar toda la noche haciéndole el amor es a mi señora esposa :)


  

Abstencionistas: los cómplices de la gentuza

Advierto desde el principio que esta entrada va a ser especialmente dura e insultante. Lo siento si alguien se siente ofendido. Bueno no, no lo siento. Aquellos que se ofendan por este texto están jodiendo mi vida y la de mucha gente de bien, así que no os merecéis ni que os pida disculpas.

Durante décadas, en España hubo gente que se dejó, literalmente, sangre, sudor, lágrimas e, incluso, también literalmente, LA VIDA, para que los ciudadanos de este país pudieran expresarse libremente y vivir en democracia. Esta claro que esta democracia es totalmente imperfecta y se aleja muchísimo de lo que tod@s desearíamos. Pero si esta democracia que hemos heredado no nos gusta (ya nos lo dieron todo hecho, como casi todo, especialmente a los de mi generación), es nuestro deber y nuestra obligación reformarla. 

Y la única manera legal y verdaderamente justa y democrática de modificarla es acudir a las urnas y VOTAR.

"Pero es que da igual a quien votes, si todos son iguales". "Total, aunque yo vote no va a cambiar nada". "No creo en el sistema político". "Está todo amañado para que ganen los de siempre". "Si por muy buenos que parezcan, cuando llegan al poder todos se vuelven unos chorizos". (Cree el ladrón que todos son de su condición). 

Excusas todas ellas para justificar (salvo en casos muy excepcionales), su desidia, su irresponsabilidad, su egoísmo. Excusas propias de personas infantiles e inmaduras. 

Algo muy propio de este país. Unos pocos dejándose los huevos por mejorar las condiciones de vida del resto y una inmensa mayoría que critica todo lo que se le pone por delante mientras que no mueve ni un puñetero dedo. Luego, esos son los primeros en solicitar o intentar aprovecharse de los avances que los que sí que trabajan por una sociedad mejor han conseguido para ellos. Dais pena. Sois despreciables. Sois los cómplices de la gentuza que nos gobierna.

¿Piensas que todos los partidos son iguales? ¿No sabes a qué partido votar? Infórmate. Es tu deber y tu responsabilidad como ciudadano saber qué propone cada partido. Claro, que eso lleva su tiempo. Y el tuyo es muy valioso. Y estás muy liado. Y tienes mucho trabajo. Bueno, has tenido meses o años para hacerlo. No justifiques tu irresponsabilidad con excusas de niño pequeño. 

También es tu responsabilidad concienciar a las personas más cercanas a ti de lo importante que es ir a votar. Es la única forma de que las cosas mejoren.

Y creo que vamos a ir acabando por hoy. Oye, y tú tranquilo, que si al final no acudes a votar siempre podrás recurrir a tus excusas. O criticarme e insultarme por haberte dicho las verdades a la cara.

PD. Y si no te convencen las propuestas de ningún partido, tu deber es ir y votar en blanco, o nulo. O votar a un partido llamado Escaños en Blanco, que se compromete a dejar esos escaños vacíos para dar visibilidad a todos los que, como tú, están descontentos con TODOS los partidos políticos. Que ya es difícil, ¿eh? Porque a estas europeas se presentan 41 candidaturas en España.

El Atleti gana la Liga. Los milagros existen

Los milagros existen. Suena a topicazo pero, en este ocasión, no lo es. La expresión ha pasado a ser de uso tan común en nuestro vocabulario que su significado real siempre se confunde. 

Me explico. No es lo mismo que ocurra algo difícil, muy difícil o extremadamente difícil a que suceda un milagro. No, no es lo mismo. 

No es igual que el Madrid remonte ni se sabe cuantos partidos marcando en todos ellos el gol de la victoria en el último minuto del encuentro (Tamudazo incluido a 1.000 kilómetros de distancia) para arrebatar el título de Liga a su máximo rival recortándole 12 puntos. O que el Manchester conquiste, con dos goles en el tiempo de descuento, una final de Champions que tenía perdida. O que, como ha sucedido en varias ocasiones, un Segunda División alcance, o incluso gane, las copas inglesa o francesa. O que Andrés Iniesta rompa casi un siglo de maldiciones y fantasmas con un zapatazo cruzado cuando aquella bendita prorroga ya agonizaba. 

Todo eso son cosas difíciles, muy difíciles o extraordinariamente difíciles. Según la vara de medir que se utilice. Pero no son milagros.

Sin embargo, lo que ha logrado esta temporada en la Liga española el Atlético de Madrid sí que es, simple y llanamente, un milagro. Una utopía. Un imposible. Con todas las letras. Sin ningún tipo de matiz. 

Ni siquiera me sirve como posible justificación la apelación al esfuerzo y el sacrificio, llevado en ocasiones hasta niveles extremos, de los jugadores del Atleti. Ni la suerte. Sobre todo porque, en general, tampoco se puede decir que les haya sobrado fortuna a lo largo este año (lo ocurrido en Barcelona con Turán y Diego Costa es el mejor ejemplo de ello). 

Pero lo realmente milagroso no es haberse alzado con el título de Liga. El verdadero milagro reside en que una plantilla con esas limitaciones, tanto de cantidad y de calidad como, sobre todo, presupuestarias, haya alcanzado los 90 puntos en la Liga española. La que ha colocado dos equipos en la final de la Champions y se ha alzado con el triunfo en la Europa League (con otra escuadra española en semifinales). 

Para hacerse una idea de lo tremendo del asunto, semejante cifra solo la habían logrado anteriormente en España (y con cuentagotas) las dos plantillas más extraordinarias y caras de la Historia del fútbol: las de los actuales Real Madrid y Barcelona. En Inglaterra, por ejemplo, solo Manchester United y Chelsea lo han logrado, en dos ocasiones cada uno. 

Pero claro, no es lo mismo tener en el banquillo a Casillas, Varane, Jesé, Illarra, Isco, Puyol por muy tocado que esté, Neymar, o Pedrito, que a Aranzubía, Alderweiler, el Cebolla Rodríguez, Sosa o Insúa, con todos mis respetos para ellos. En esas condiciones, alcanzar los 90 puntos en Liga va más allá, mucho más allá, de todos los límites de lo humano y, automáticamente, se debe enmarcar en el campo de lo divino.

Más aún teniendo en cuenta que el Atlético ha jugado, de forma paralela, todos los partidos del resto de competiciones (excepto la Final de Copa), incluyendo la Supercopa de España a mediados de agosto, trofeo que no logró pese a no perder ninguno de los dos partidos. Es decir, en pretemporada ya estaban como motos. 

Realizar una progresión de puntos desde los 56 de hace solo dos temporadas, pasando por los 76 de la pasada, hasta alcanzar los 90 de la actual (¡¡¡De 56 puntos a 90 en dos años!!!), también es algo digno de estudio. 

El hecho de que esto suceda el único año en el que, por primera vez en las últimas cuatro temporadas, ni Madrid ni Barça, han logrado alcanzar esa cifra, es tan solo el golpe de varita final.

Ya da exactamente igual que el Atleti gane la Champions el próximo sábado. Esa sería, en mi opinión, la mayor hazaña lograda por un equipo deportivo profesional en toda la Historia del deporte. Al menos en la edad moderna del deporte. Aunque en realidad, no. Tampoco sería una hazaña. Sería, simplemente, una parte más del milagro. 

PD. No le he nombrado en todo el artículo pero, lógicamente, si todo esto es (y no tengo la más mínima duda de que lo es), un acto divino, eso quiere decir que Diego Pablo Simeone es...   

La Diada, el franquismo, el nacionalismo y la madre que los parió a todos

Advierto que no me voy a andar con chiquitas, así que si eres especialmente sensible, tienes un día tonto, te ha dejado recientemente la novia o tienes la regla, a lo mejor no deberías seguir leyendo.

Salvo contadas excepciones, los nacionalismos en general, y las banderas y las fronteras en particular, me dan bastante grima. Así que creo que no soy sospechoso de pertenecer, ni por asomo, a ninguno de los dos bandos. Y me dan tanta grima porque, a lo largo de la Historia, la inmensa mayoría de los nacionalismos no han sido incluyentes, sino excluyentes y se han basado en el egoísmo de la raza humana. Es decir, "de aquí para acá, todo esto es mío y de mis gentes: el territorio, los recursos naturales, las materias primas, todo... Y no se te ocurra atravesar la línea que nos separa porque entonces la tenemos. Tú te las apañas como buenamente puedas. Y si no puedes, pues que te jodan". He ahí la base de prácticamente todas las guerras que han asolado a la humanidad. Eso y la tentación de apropiarse de lo que era del otro.

Este pensamiento se extiende hasta nuestros días. Las formas son más diplomáticas, pero el fondo es el mismo: "a ver, putos africanos de mierda, sentimos mucho que os muráis de hambre, pero tenéis que comprender que si venís aquí, tendremos que compartir toda nuestra riqueza con vosotros, tocaremos a menos, y entonces tendremos que renunciar a tener dos casas, tres coches, cuatro televisiones, seis móviles, salir todos los fines de semana de juerga...en fin, un lío...". 

Bueno, me estoy desviando un poco del tema porque quería centrar este artículo en este, nuestro querido país, ESPAÑA. Pero creo que era necesario hacer estas aclaraciones para que la cosa se entienda.

Quiero dejar claro también que admiro a la sociedad civil catalana. Socialmente, Catalunya siempre ha ido casi un siglo por delante del resto de España. Envidio su cultura (ya me gustaría a mi poder tener un segundo idioma materno y que, además, esa segunda lengua me ayudara a comprender mucho mejor otras como el francés o el italiano), me parece que es algo de lo que se pueden sentir muy orgullosos y que se debe de fomentar... eso sí, sin excesos...

Lo de las banderas y el nacionalismo me parece relativamente bien en un ambiente lúdico-festivo. Casi pueblerino diría yo. Por ejemplo, en el deporte. Los españoles somos mejores que los franceses, los madrileños que los catalanes y los de mi pueblo mejor que los del de arriba. En ese contexto sano, me parece algo tolerable. El problema es cuando el tema de las banderitas y las naciones ya se toma demasiado en serio, como si nos fuera la vida en ello.

Entiendo en parte a los catalanes. Las técnicas de persuasión y adoctrinamiento que han sufrido por parte de sus políticos desde hace décadas son muy eficaces (algo parecido a lo que sufrieron el resto de españoles durante el franquismo, pero más sofisticadas todavía). Resulta muy difícil aislarse de toda esa mierda.   

También es cierto que ellos pagan más que nadie. Pero que no se equivoquen. Ni son más ricos porque sean más trabajadores, listos, eficientes o emprendedores que el resto de los españoles, ni pagan más porque se les tenga manía, se les quiera putear o se odie su cultura. 

Lo que ocurre es que tienen una posición geoestratégica privilegiada. A diferencia de Extremadura, las dos Castillas y gran parte de Andalucía, que están en medio de un secarral (y Madrid porque, al ser la capital del reino, ha tenido un mayor desarrollo), Catalunya está situada en una de las zonas comercialmente más prósperas de la Historia, el Mediterráneo. Por eso han generado y siguen generando tanto dinero. Por eso y porque el Estado español, aprovechando esa situación privilegiada, ha realizado multimillonarias inversiones en esa región, ha dado todo tipo de ayudas a los empresarios y comerciantes catalanes (desde hace siglos) y, en definitiva, han fomentado el espectacular crecimiento económico de la zona. Por eso pagan más que nadie. Porque son más ricos que nadie. Y lo son porque, con el dinero del resto de españoles, allí se han realizado maravillosas infraestructuras a lo largo de toda la Historia. 

Los catalanes independentistas tienen todo el derecho a reclamar lo que quieran. De hecho, en una cosa estoy básicamente de acuerdo con ellos. Tienen todo el derecho del mundo a realizar una consulta. A que el pueblo exprese su voluntad democráticamente. De hecho, si esa consulta hubiera tenido lugar hace años (tanto en Cataluña como en el País Vasco, aunque aquí tal vez no porque los pistoleros de ETA coartaban bastante la posibilidad de poder expresarse libremente), seguramente ahora no tendríamos este problema. Sobra decir que la respuesta a la pregunta, "¿Quiere usted la independencia?", habría sido un NO rotundo y prácticamente unánime. Pero, de este lado de la "frontera", los políticos españoles tampoco han sabido llevar nada bien el tema. Más bien todo lo contrario.

Desde luego que puede haber aspectos injustos. Peros solo algunos... y pequeñitos... no nos hagamos líos. Eso se soluciona negociando, no montando numeritos. Pero de ahí a la bobaliconería y el victimismo del que llevan haciendo gala unos años va un trecho largo. Muy largo. Además, deberían darse cuenta de que no son más que un instrumento del que se sirven sus gobernantes para obtener réditos políticos (si alguien se cree que el señor Artur Mas firmaría la independencia es que está totalmente borracho o, directamente, es tonto). El PP con su retórica nacionalista-españolista tampoco ayuda lo más mínimo. No sé porque se llevan tan mal y se tienen tanta tirria si, en el fondo, son básicamente lo mismo. 

Y bueno, el tema es extremadamente complejo, se podrían realizar mil observaciones y objeciones a todo esto y, si me dan buenos argumentos, puedo reconsiderar muchas de mis ideas pero, básicamente, esto es lo que opino del asunto. Y, como diría Groucho, "si no les gusta, tengo otra". 

¿Qué deportistas españoles lograrán medalla en 2020?

Este es el artículo que me encargaron en el curro para el especial que hemos preparado de la elección de la sede de los Juegos Olímpicos. Como es una App y la mayoría no tenéis Windows 8, lo reproduzco aquí para no privaros de tan monumental reportaje... aunque si me hubieran dejado espacio y tiempo habría reflejado todos los deportes... :(
Están coartando mi creatividad y mi grandeza como periodista, pero bueno, ellos sabrán... :)
 
¿Qué deportistas españoles lograrán medalla en 2020?
 
Te contamos cuáles de nuestros deportistas tienen más posibilidades de lograr la gloria olímpica en Madrid 2020.
 
¿Qué deportistas españoles serían medallistas olímpicos en unos hipotéticos Juegos en Madrid 2020? ¿Cuántas preseas obtendría España en 'sus' Olimpiadas? ¿Se lograría superar el histórico récord de 22 medallas de Barcelona 92?
 
Resulta muy complicado contestar con siete años de antelación a todas estas preguntas. Algunos de nuestros mejores deportistas probablemente apurarían sus carreras para poder disputar unos Juegos en casa -Rafa Nadal, Mireia Belmonte, Marc Gasol-, otros deberían encontrarse en su plenitud física dentro de siete años -Ricky Rubio, las jóvenes promesas de la natación y el atletismo- y muchos de ellos aún son auténticos desconocidos, apenas unos adolescentes, cuyo máximo sueño será poder competir en los Juegos Olímpicos que se disputarán en su país.
 
Además, es previsible que, al calor de los extraordinarios resultados logrados en Barcelona gracias a las becas ADO -ayudas económicas que tanto empresas como organismo oficiales otorgaron a los deportistas patrios para que pudieran dedicar sus vidas única y exclusivamente a entrenar para los Juegos- surja una nueva generación de jóvenes deportistas capaces de aspirar a todo en Madrid. 
 
Hemos querido jugar a anticipar quiénes serán los deportistas españoles que nos harán vibrar con sus hazañas en el todavía lejano 2020. Estas son nuestras apuestas.

Tenis

Rafa Nadal con la medalla de oro obtenida en los Juegos de Pekín.
Rafa Nadal con la medalla de oro obtenida en los Juegos de Pekín.
 
¿Se imaginan a Rafael Nadal culminando su gloriosa carrera deportiva ganando la medalla de oro ante 15.000 espectadores en el Madrid Arena? Para esas fechas el mallorquín contará ya con 34 años de edad. Sin embargo, su dominio sobre la tierra batida -superficie sobre la que previsiblemente se disputaría el torneo de tenis- es tal -se trata del jugador con más títulos y partidos ganados sobre tierra batida de la Historia- que no es en absoluto descartable. Nadal ya se proclamó campeón olímpico en Pekín 2008 y ha anunciado que uno de sus máximos objetivos es luchar por el triunfo en los de Río 2016. Sin duda, el manacorense daría cualquier cosa por poder participar en los Juegos de su país... y ya ha demostrado sobradamente que es capaz de logara todo lo que se proponga...

Natación

Mireia Belmonte posa con la medalla de plata lograda en los Mundiales de Barcelona.
Mireia Belmonte posa con la medalla de plata lograda en los Mundiales de Barcelona.
 
España cuenta ahora mismo con la mejor generación de nadadores -especialmente entre las féminas- de su Historia. Además de Mireia Belmonte -doble medallista olímpica en Londres 2012, cosecha a la que añadió otros tres metales en los Mundiales de natación celebrados recientemente en Barcelona-, una hornada de jóvenes viene pegando muy fuerte. Así, Melanie Costa -24 años-, logró la plata en los 400 libres en Barcelona, Marina García -19 años- evoluciona de forma imparable y ya ha logrado varias medallas en europeos, además de batir record tras record de España en la braza; y Judith Ignacio -19 años- comienza a confirmar que no fue campeona del mundo junior en mariposa por casualidad.

Waterpolo

Las 'guerreras' celebran la victoria en la final del Mundial de Barcelona.
Las 'guerreras' celebran la victoria en la final del Mundial de Barcelona.
 
Será difícil olvidar el memorable papel de las 'guerreras' en el pasado Mundial de Barcelona. Las Laura Ester, Jennifer Pareja, Anni Espar, Laura López o Roser Tarragó, no solo lograron el oro, eliminando a Estados Unidos, actual campeona olímpica, sino que demostraron que están hechas de otra pasta cuando en el partido de semifinales, tras ir perdiendo por 12-9 en el último cuarto, lograron el acceso a la final tras anotar cuatro goles consecutivos. Son insultantemente jóvenes -la mayoría rondan los 20 años de edad- y ya habían dado muestras de su increíble calidad logrando la medalla de plata en Londres 2012, aunque en aquella ocasión les pudo la presión y no estuvieron a la altura en la gran final. El futuro es suyo y a Madrid 2020 deberían llegar en su apogeo.

Baloncesto 

Los Gasol, Navarro, Rudy Fernández, Calderón, Felipe Reyes nos han hecho vibrar con las gestas logradas durante la última década (campeones del mundo en 2005, subcampeones olímpicos en Pekín 2008 y Londres 2012, poniendo contra las cuerdas en las dos ocasiones al todopoderoso equipo estadounidense, campeones de Europa en 2009 y 2011...), pero se antoja imposible que alguno de ellos pueda llegar a los Juegos de Madrid -aunque las recientes incorporaciones como Ricky Rubio, Nicola Mirotic o Serge Ibaka sí que deberían formar parte del combinado nacional que defienda nuestros colores en 2020-.
 
Sin embargo, si nos atenemos a los resultados, las próximas generaciones de baloncestistas españoles pueden, si no superar los logros de los mayores, algo prácticamente imposible, si acercarse a ellos. Y es que las categorías inferiores del baloncesto no han hecho más que darnos alegrías durante los últimos años. Los chicos se proclamaron campeones de Europa sub-20 y sub-18 en 2011 -además del bronce sub-16- y han logrado de nuevo el bronce en categorías sub-18 y sub-16 este mismo verano.
 
¿Y qué decir de las chicas? Nuestras 'niñas de oro' han conseguido este 2013 un asombroso póker de oros, proclamándose campeonas de Europa en las categorías absoluta, sub-20, sub-18 y sub 16. A lo que hay que sumar la plata de las sub-19 en el mundial de 2011. Un hito para el baloncesto femenino español que le coloca, por derecho propio, como una de las más claras opciones de medalla en Madrid 2020.

Atletismo

Eusebio Cáceres se quedó a las puertas de la medalla en los últimos Mundiales.
Eusebio Cáceres se quedó a las puertas de la medalla en los últimos Mundiales.
 
Aunque la época dorada del atletismo español -con los Fermín Cacho, Reyes Estévez, Martín Fiz, Abel Antón o Marta Domínguez, entre otros- queda ya lejana, los resultados del reciente Campeonato del Mundo, celebrado este verano en Moscú, hace albergar serias esperanzas.
 
Eusebio Cáceres logró, a sus 21 años, una extraordinaria cuarta posición en salto de longitud -se quedó a tan solo un centímetro del bronce y a tres de la plata-, a lo que hay que añadir la medalla de oro lograda en el Europeo Sub-23 de este mismo año y las medallas logradas en los Mundiales junior -bronce en 2008... ¡con tan solo 16 años! y plata en 2010, ya con 18-.
 
Otra seria opción de medalla de cara a los Juegos de 2020 es Miguel Ángel López quien, a sus 25 años, logró el bronce en Moscú -también fue quinto en los Juegos de Londres-.

Fútbol

Si los mayores llevan años emocionándonos con sus históricos triunfos, los más pequeños no se quedan atrás. A pesar de que el torneo olímpico está limitado a los menores de 23 años -a los que se pueden unir tres jugadores que superen esta edad-. Las categorías inferiores tampoco han hecho más que darnos alegrías en los últimos años: campeones de Europa sub-21 en 2011 y 2013 y sub-19 en 2011 y 2012. Aunque ninguno de ellos tendrá edad para competir en Madrid, está claro que la cantera española es la clara dominadora del panorama mundial.

Las promesas del futuro

Por otra parte, el COE ha creado el programa "20 de 20", formado por 40 futuras promesas -20 hombres y 20 mujeres, y en el que también se incluye a deportistas paralímpicos- de entre 14 y 23 años y medallista potenciales para 2020. Este es el listado de los 40 elegidos, cuyos perfiles se pueden consultar en la web oficial de la candidatura de Madrid 2020.
 
- Ana Peleteiro (Atletismo, campeona del Mundo juvenil de triple salto en Barcelona 2012).
- Luis Hernáiz (Fútbol, jugador infantil del Villarreal, campeón de la Mediterranean International Cup en 2010 y 2011).
- Sarai Gascón (Natación, medallista en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 -plata y bronce- y Pekín 2008 -plata-).
- Mario Mola (Triatlón, olímpico en Londres 2012, bronce en el Campeonato de Europa de Triatlón en 2013).
- July Takacs (Atletismo, marcha, oro en 20km marcha en la Universiada de Shenzhen 2011).
- Roc Oliva (Hockey, olímpico en Pekín 2008 -plata- y Londres 2012).
- Queralt Casas (Baloncesto, mejor jugadora del Europeo sub’20 de Serbia).
- Néstor Abad (Gimnasia, plata y dos bronces en los Juegos olímpicos de la juventud 2010).
- Natalia Golding (Hípica, subcampeona de España juvenil y oro por equipos).
- Daniel Caverzaschi (Tenis, participante en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012).
- Sara Rodríguez (Judo, oro en la Copa de Europa cadete de Coimbra 2012).
- Víctor Guriérrez (Waterpolo, subcampeón del mundo sub’20).
- Didac Salas (Atletismo, pértiga, oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Singapur 2010).
- Carlota Ciganda (Golf, única golfista que ha ganado los campeonatos de España en todas las categorías).
- Álex Dujshebaev (Balonmano, campeón de Europa sub’20 en 2012).
- Araceli Navarro (Esgrima, olímpica en Pekín 2008 y cuartofinalista en el Europeo absoluto de Legnano -Italia-).
- Irene Salgado (Tiro, campeona de España jóvenes promesas en 2009, 2010 y 2011).
- Albert Torres (Ciclismo pista, olímpico en Londres y oro en puntuación en la Copa del Mundo de Londres 2012).
- Sete Benavides (Piragüismo, cuarto en C1-200 en los Juegos Olímpicos de Londres 2012).
- Irene García (Lucha, bronce en el Campeonato de Europa Júnior de 2010 en Bulgaria).
- Alfonso Cabello (ciclismo, paralímpico, oro en los Juegos de Londres 2012 en la prueba de 1 km en pista (C4-5)).
- Michelle Alonso (natación paralímpico, oro en los Juegos de Londres 2012 en 100 metros braza (SB14)).
- Daniel Stix (baloncesto, paralímpico, jugador más joven de Europa en disputar una Champions Cup).
-   Amelia Portero (voleibol, campeona del mundo escolar en categoría juvenil en 2012).
- Andrés Eduardo Mata (halterofilia, plata mundial júnior en dos tiempos en el año 2012 (menos de 77 kg)).
- Blanca Alabau (windsurf, bronce en el Europeo sub 17 y campeona de España juvenil en RS:X).
- Carolina Martín (bádminton, mejor jugadora joven europea en 2012 según la Federación Internacional de Bádminton).
- César Menéndez (voley playa, bronce en el Campeonato del Mundo sub 19 de Turquía en 2009).
- Clara Camacho (natación sincronizada, campeona de Europa absoluta en combo en 2012, bronce mundial júnior en combo en 2012).
- Diego Botín (vela, campeón de Europa en clase L’Equipe en 2008).
- Javier Benito (tenis de mesa, campeón de España individual, en dobles y por equipos en categorías inferiores).
- Joel González (taekwondo, campeón olímpico en Londres 2012).
- Jonathan Alonso (boxeo, tres veces campeón de España de boxeo).
- Juan Ignacio Rodríguez (tiro con arco, plusmarquista mundial júnior en la modalidad de 72 flechas a 70 metros, medalla de oro en el Campeonato de Europa júnior en 2010).
- Lara Arruabarrena (tenis, vencedora del Torneo de Bogotá en 2012).
- Manuel Emilio Fernández (remo, bronce en el Campeonato del Mundo juvenil en cuatro sin timonel en 2010).
- Marta García-Miguel (pentatlón moderno, sexta clasificada en el Campeonato del Mundo juvenil de Estambul en 2011).
- Patricia García (rugby, campeona de Europa en rugby 15 y rugby 7 en el año 2010).
- Sheyla Gutiérrez (ciclismo, sexta clasificada en el Mundial juvenil celebrado en Dinamarca en 2011).
- Victoria Plaza (gimnasia rítmica, campeona de España en la categoría júnior honor en 2013).

Madrid 2020, los Juegos Olímpicos y el paletismo extremo

Hace mucho tiempo que no me prodigaba por aquí. No os voy a engañar, esta va a ser la tónica habitual en el futuro. En el último año he vertido aquí tantas gilipolleces, tantas miserias, tantas cosas que no debería haber compartido con nadie más que conmigo mismo, que le he cogido un poco de manía a este blog. El pobre no tiene la culpa, así como tampoco mi gran legión de seguidores ;) pero es lo que hay. A partir de ahora, me dejaré caer con cuentagotas, solo en ocasiones especiales y en fiestas de guardar. 

Y ayer lo fue. No solo por la posibilidad de que mi ciudad fuera nombrada sede olímpica, una de las mayores ilusiones de mi vida, sino porque me pareció el resumen perfecto de los graves problemas que arrastra desde hace siglos este país.

¿Es una buena idea acoger unos Juegos Olímpicos? 

En primer lugar, quiero hablar de todos aquellos que no querían que Madrid fuera elegida por el COI como sede de los Juegos de 2020. Les comprendo perfectamente, pero no comparto sus razones. Organizar unos Juegos Olímpicos (ya haya crisis o no, ya sea más importante gastar el dinero de los contribuyentes en otras cosas más importantes) no me parece en sí ni especialmente bueno, ni especialmente malo. La clave no es esa amiguitos, la clave de todo, de si merece la pena organizar unos Juegos, de si ello va a traer grandes beneficios o enormes penurias, no es la celebración de estos, sino la forma de organizarlos. 

Me explico, acoger unos Juegos puede ser tremendamente beneficioso para toda la sociedad si se hacen las cosas bien. Visto lo visto durante estos días, casi mejor que no nos los hayan dado. Pero la culpa no es ni de los Juegos Olímpicos ni de todo lo que conllevan, sino de aquellos que se encargan de desarrollarlos. En este caso, las instituciones españolas. Y estas instituciones han demostrado una incapacidad manifiesta. Pero eso sí, no nos hagamos cruces ahora. Estos tipos están ahí porque nosotros les hemos puesto (y que nadie me diga que a Ana Botella nadie la eligió como alcaldesa, porque estará demostrando su completa ignorancia acerca del funcionamiento del sistema democrático español; Botella recibió en las pasadas municipales tantos votos como Gallardón, ni uno más ni uno menos; y si piensas que eso es injusto, haz algo por cambiarlo, que está en tu mano), sino porque nosotros les hemos votado. Tanto a estos, como al resto. Y todo esto me lleva de cabeza directo al fondo de la cuestión de este post: el vergonzante espectáculo que hemos mostrado al mundo durante toda esta semana en Buenos Aires.

¿Ha sido injusta la decisión?

Que teníamos el mejor proyecto es algo indudable. Hasta los miembros del COI lo reconocieron en sus puntuaciones técnicas, dando a Madrid la mejor nota de las tres candidaturas: instalaciones deportivas prácticamente nuevas y de gran calidad, una de las mejores redes de transporte de Europa, la villa olímpica y el estadio olímpico a diez minutos del aeropuerto (aspecto clave). Además, pocas ciudades del mundo pueden ofrecer, en el aspecto turístico, cultural y social lo que ofrece Madrid (y no, no me refiero a una "cup de cafe con leche in la Plaza Mayor"). 

Pero es que, el proyecto en sí no es lo único importante. Desde el mismo momento en que los miembros del COI, es decir, los que al final van a decidir, son informados de que esa señora llamada Ana Botella es la alcaldesa de Madrid, la persona elegida por la mayoría de los madrileños (con sus votos o con su desidia a la hora de elegir a otra persona más capacitada) para regir sus destinos, los Juegos están perdidos. No es la única razón, pero sí el ejemplo perfecto, el mejor resumen de que, definitivamente, algo funciona muy mal en esta ciudad y, por extensión, en este país. 

Creo que es imposible hacer el ridículo de forma más flagrante. La presentación de ayer fue, cuando menos, dantesca. Ya no es solo su lamentable inglés. Es su forma de hablar, mezcla de niña de 12 años y psicópata sanguinaria (esa sonrisa que llevaba puesta producía auténtico pavor), su forma de dirigirse a los miembros del COI, como si estuviera hablando con retrasados mentales. Seguramente no es culpa suya, aquí lo hace constantemente y le funciona bastante bien. Y si no, mirar hasta dónde ha llegado. Pero por desgracia, por muy corruptos que sean los miembros del Comité Olímpico Internacional y muy sujetos a intereses particulares que estén (esto daría para otro post entero. Lo más inteligente para la próxima sería mandar a Urdangarín y a Bárcenas con una pila de sobres repletos y deslizarles que durante los Juegos va a haber coca y putas gratis para todos), a diferencia de los votantes españoles y madrileños, estos no son gilipollas.

Pero la derrota ya se había empezado a gestar días antes. El espectáculo de la conferencia de prensa de la delegación madrileña en los días previos, en los que, delante de los medios de comunicación del mundo entero, los miembros de la delegación interpretan algo parecido al camarote de los Hermanos Marx (Botella contestando a algo que no tiene nada que ver con lo que le han preguntado porque no ha entendido la pregunta, el presidente del COE diciéndole, con el micrófono abierto, que no se entera de nada y que si quiere responde él, ese "no listen the ask"...en fin, creo que es digno de estudio...), establece el límite entre el "que graciosos son estos españoles " y el "esto es un despropósito de tales magnitudes que no les echamos ahora mismo de aquí por pura educación".

Podría hablar también de Mariano, que se creía que estaba dando un mitín en Vilanova de Arousa ante un grupo de palmeros. O de todos los demás (que si no va a parecer que tengo un pelín de tirria al PP, pero recordar que el PSOE se ha volcado con el proyecto y que las dos elecciones pasadas las perdimos con un gobierno central "socialista"). Pero creo que ya ha quedado bastante clara mi postura. Solo salvo al Príncipe (cada vez estoy más convencido de que Juan Carlos debería abdicar y de que Felipe VII va a ser un gran Rey), a Samaracnh Jr. y los deportistas desplazados hasta Buenos Aires.         

Perdimos porque todo está amañado

Y, para acabar la faena, otra muy "typical spanish". La justificación de la derrota. No hemos perdido porque seamos un país de pandereta y porque nuestros representantes públicos den vergüenza ajena (lo de ayer en Telemadrid fue de risa, con la presentadora y los comentaristas al borde la rabieta, diciendo que si estaba claro que la elección no se basaba en valorar el mejor proyecto, que si la rotación de continentes, que si los intereses de los patrocinadores...), sino porque la elección del COI "responde a intereses políticos" y porque nos tienen manía. Nosotros éramos los mejores, lo habíamos hecho todo cojonudamente bien y nos han tangado. Típica reacción infantil y victimista, que no solo no nos ayuda a salir de los problemas, sino que los agrava todavía más. Nos la tenían guardada desde que se eligió la sede del 2016 y se la han cobrado.      

El Camino de Santiago o cómo formatear el disco duro

Seguro que todos habéis pasado por ese momento en el que vuestro ordenador tiene tanta mierda acumulada que ya no hay forma humana de lograr que funcione correctamente. Por mucho que le pases veinte antivirus, cierres y vuelvas a abrir todos los programas, cambies a otro navegador diferente o lo resetees una y mil veces... Llegado ese momento solo queda una solución posible: formatear el disco duro.

Así estaba yo antes de partir rumbo hacia Santiago de Compostela. Tan petado que nada de lo que hacía servía para lograr que el ordenador volviera a funcionar como debía. Tal vez lo conseguía a ratos pero, al final, el sistema volvía a quedarse colgado. Así que no tuve más remedio que tratar de formatearlo. Y creo que lo he conseguido. No sé si es porque desconectas absolutamente de todo, por las horas y horas de reflexión durante las interminables caminatas o, simplemente, porque el cansancio te vacía por dentro. En principio puede parecer un coñazo, la cosa lleva su tiempo, hay que volver a reinstalar todo y nada te garantiza que en solo unas pocas semanas vuelvas a estar en las mismas. Pero merece la pena intentarlo.  

Tampoco nos equivoquemos. Por mucho que borres toda la información, es imposible que ciertas cosas cambien. Por ejemplo, el sistema operativo va a seguir siendo siempre el mismo, tampoco te vas a poder librar del Explorer o del Reproductor de Windows Media, que te van a seguir persiguiendo durante el resto de tus días. Pero al menos te has quitado todos los virus de encima, puedes instalar programas mejores o, al menos, más útiles, y no volver a utilizar todos aquellos que eran totalmente inservibles pero que tenías por ahí guardados desde tiempos inmemoriales. Es decir, no puedes empezar totalmente de cero porque el maldito Bill Gates lo tiene todo muy bien atado, pero sí que puedes volver a configurar tu ordena un poco a tu antojo. Ya le conoces mejor, sabes de qué pie cojea, qué programas le vienen bien y cuáles son una auténtica basura que no quieres volver a ver ni en pintura.  

El caso es que cuando vuelves a encenderlo, durante unos momentos mágicos, todo vuelve a funcionar de maravilla. Las páginas se cargan en apenas unas décimas de segundo y sientes un cosquilleo de felicidad. Aunque luego queda lo más difícil: mantenerlo limpio y plenamente operativo el mayor tiempo posible. Esperemos que sea así.

El gran timo de los datos del paro del mes de junio

Se respira cierta euforia en el ambiente por los datos del paro del mes de junio. Euforia que no acabo de entender muy bien. O la gente es muy simple o resulta muy fácil engañarla. Vale, muy bien, el paro ha bajado en 127.000 personas, el mayor descenso de la Historia en un mes de junio. Pero la cuestión es que solo se han creado 28.000 nuevos contratos. ¿Qué significa eso? ¿Qué pasa con ese descuadre de 100.000 personas? Pues que, simplemente, aunque no han encontrado trabajo, no se han apuntado a las listas del INEM. En la mayoría de los casos porque, o bien se han visto obligados a emigrar ante la imposibilidad de encontrar aquí un empleo digno, o bien porque al acabar su contrato ni les merece la pena apuntarse al paro porque no les corresponde prestación por desempleo y porque las posibilidades de que el INEM te ayude a encontrar trabajo son nulas (al menos eso es lo que me dijeron a mí en la oficina, así que ganas son de perder una mañana). ¿Quiere decir eso que no quieren trabajar? No, sencillamente quiere decir que han perdido toda esperanza de hacerlo en este país. Y menos aún con la asistencia del INEM.

Además, hay que tener muy en cuenta que estamos en pleno verano y en uno de los países más turísticos del mundo. Que los hosteleros se han visto obligados a bajar los precios para atraer clientes, con lo que el turismo ha crecido este año con respecto al anterior. Si aún así no bajara el número de desemplados la cosa sería ya de traca.

Pero me gustaría hablar, sobre todo, de lo de la creación de tan solo 28.000 nuevos empleos. Y es que lo realmente importante para la economía de un país es su fuerza productiva, es decir, el número de personas que trabajan. Me explico, ¿sería bueno que, en un país como España, de 45 millones de habitantes, solo 15 quisieran trabajar? Vale, en ese caso todas no habría tantos millones de personas no apuntadas al INEM... ¿y qué? El paro sería muy bajo, pero el problema muy grave pues habría 30 millones de personas dependientes de solo 15 trabajando. Hacia ahí nos dirigimos de cabeza. Hacia un modelo en el que solo unos pocos podrán tener un trabajo digno y estable y el resto ni se molestará en perder el tiempo en buscar algo completamente utópico. Irán tirando como buenamente pueda, con minijobs o con pequeñas chapuzas cobradas en negro.

Recuerdo los tiempos de las vacas gordas. Cuando el paro bajaba en 150.000 personas pero se creaban 180.000 puestos de trabajo. Es decir, se creaba trabajo para 150.000 personas que ya lo buscaban en España y, además, para otras 30.000 que venían de fuera a buscarlo. Ahora somos nosotros los que tenemos que largarnos porque aquí, en plena temporada estival, solo se crean 28.000 miserables puestos de trabajo. Y ni siquiera voy a entrar a valorar las condiciones de estos. El que quiera saberlo que se acerque a cualquier chiringuito de playa y pregunte a los camareros.

Y sin embargo, Gobierno y medios de comunicación afines están que se tiran de los pelos de la felicidad. Que fácil resulta controlar el rebaño. Sobre todo, cuando este ya ha perdido toda esperanza.

Crónica del año más extraño de mi vida

Antes de empezar a leer este post has de saber que está dedicado exclusivamente a aquellos que me quieren o que tienen algún tipo de interés por mi vida. Así que, si no es el caso, creo que lo mejor que podrías hacer es pinchar en la crucecita situada en la parte superior derecha de la pantalla y seguir a otra cosa. Tampoco deberías seguir leyendo si no te gustan demasiado las reflexiones filosóficas o si, simplemente, no te apetece leer ralladas mentales. Avisado estás, así que lo que hagas a partir de ahora será bajo tu entera responsabilidad.

Bien, como todos sabéis, mis años no siguen el calendario romano sino que comienzan y acaban con el curso escolar. Así que, una vez finalizado este, creo que ha llegado la hora de pasar revista y de hacer recuento de daños. "Podrías hacerlo en la intimidad de tus pensamientos y no en un foro público como este", pensaréis algunos. Cierto. En ese caso tampoco sigas leyendo.

¿Ya? ¿Estamos solo los que tenemos que estar? Bien, entonces paso a explicar que si escribo esto aquí es, en primer lugar, porque va con mi naturaleza bocazas y, en segundo, porque en cierto modo necesito desahogarme.

Y tampoco es que se pueda decir que haya sido un año malo. De hecho no ha sido ni malo ni bueno y, al mismo tiempo, las dos cosas a la vez. Lo que sí ha sido, sin ningún tipo de duda, es el año más extraño de toda mi vida. Y mira que muchos sabeis que los he tenido de todas las formas y colores.

La cosa comenzó pintando muy bien. Un año semisabático dedicado en exclusiva a dar unas pocas clases particulares para cubrir mis gastos, sacarme el Advanced de inglés, escribir mi novela, hacer mucho deporte... y bueno, si tenía que venir algo más, pues que simplemente llegara. Ante todo tranquilidad, relax y disfrutar de la vida. Y así fue durante unos meses en los que todo me salió a pedir de boca. Incluso mejor aún de lo planeado. Parecía que las estrellas y los planetas se habían alineado para que todo saliera genial. Pero todo aquello, por diversas circunstancias, acabó de forma abrupta. En principio no debería haber sido algo especialmente traumático. Pero en ese momento me di cuenta de que no había sabido saborearlo plenamente. Suele pasar, sí. Lo malo es que te despiertas del sueño y comienzas a ser consciente de que ya se ha acabado, que no puedes volver a disfrutar de él. Y ahí, amigo, estás jodido. 

A partir de entonces empezó mi invierno particular. Un invierno duro, frío, lluvioso y solitario... Y largo. Jodidamente largo. Probablemente el más largo de mi vida. Al menos a mi se me hizo eterno. Pero tampoco me voy a extender mucho en el tema. Los pocos que sabeis cómo lo pasé ya teneis toda la información necesaria. Y los que no... pues bueno, lo importante es que ya se terminó.

Y en esas llegó la primavera. Esos primeros días de sol y calorcito y, muy poquito a poco, me fui viniendo arriba. Sacando la cabecita de la madriguera en la que había estado hibernando y rumiando mis infiernos personales. Retomé la bici, empecé a salir de nuevo y a rehacer lo que hasta hace poco estaba totalmente deshecho. Pero con la primavera también llegaron los vaivenes. Y qué vaivenes señores. Un día estaba aquí, feliz y sorprendido de algunas cosas que pasaban y que me alegraban la vida, y al día siguiente allá, desesperanzado, triste, estresado y, sobre todo, pérdido.

Y así estoy ahora. Queriendo estabilizar mi vida y viendo que es totalmente imposible. Que la cosa está jodidamente complicada. Y que, por si fuera poco, parece que algo o alguien se empeña en utilizarme como la bolita de una ruleta de casino.

Pero, como ya he dicho, no creo que pueda considerar este como un año malo porque, aunque ha habido épocas duras, también he vivido momentos maravillosos. Lo tomaré como un año en el que, ante todo, he aprendido, he madurado y he aprendido a ser consciente (más aún) de lo afortunado que soy en muchísimos aspectos. Además, he conocido a bastantes personas interesantes. Unas han permanecido en mi vida varios meses, otras solo unas pocas semanas, unas cuantas apenas un día y alguna otra espero que continúe más o menos cerca de mi durante el resto de mi vida.

Y es que, al final, te acabas dando cuenta de que todo esto solo merece la pena por teneros a vosotros ahí, a los que habéis leído toda esta mierda hasta el final, a los que, en cuanto habéis detectado mis momentos de bajón, habéis acudido prestos a interesaros por mi y a levantarme el ánimo. Porque si no fuera por vosotros seguramente ahora estaría hundido. Porque ya sabéis que yo necesito muy poquito para ser feliz... que me quieran y que me lo demuestren :)

¡¡Feliz prospero año nuevo 2013/2014!!

Rafael Nadal no existe

Rafael Nadal no existe. Rafael Nadal no es de verdad. Rafael Nadal no ha ganado doce torneos de Grand Slam. Ni ocho Roland Garros de manera prácticamente consecutiva. Ni tiene un porcentaje de victorias de un 93% sobre tierra batida. Ni ha disputado cinco finales de Wimbledon seguidas. Ni es el jugador que más Masters Series ha ganado, un total de 24... con tan solo 27 años.

Tampoco disputó el partido más extraordinario y épico de la Historia del tenis. Aquel en el que, tras siete horas de partido contando las interrupciones por la lluvia, acabó derrotando por 9-7 en el quinto set y cuando la noche ya caía sobre el All England Club Tennis de Londres, al jugador más puro y extraordinario que jamás ha visto el mundo del tenis. Y en su propia casa. En la que el magistral jugador suizo permanecía imbatido desde tiempos inmemoriales. En la superficie que había dominado con puño de hierro (más aún incluso que Nadal la tierra batida) durante todo un lustro. No, aquello no pasó señores.


Como tampoco fue real aquella remontada contra Federer en 2006, en Roma, cuando Nadal aún era Rafa, no Rafael, un churumbel sin apenas experiencia, perdía 5-2 en el quinto set y, tras salvar dos bolas de partido, llevo el encuentro al tie-break para acabar derrotando al suizo. Tampoco hizo llorar de impotencia ("It's killing me") al jugador más grande de todos los tiempos, en Australia, tras otra de las mejores finales de la Historia de los Grand Slam. Ni existió aquella semifinal de los Juegos de Pekín en la que batió a Djokovic en la superficie favorita del jugador serbio para después bañarse en Oro Olímpico. Todo eso no ha sucedido jamás.


Es imposible que un deportista que ha tenido tantos y tan graves problemas físicos pueda recuperarse una y otra vez de esa forma. Que pueda seguir realizando esas exhibiciones físicas durante 4 o 5 horas seguidas. No es posible que, cuanto más grave sea la lesión, más poderoso sea el regreso. Ni volver a las canchas tras estar más de medioa año lesionado, jugar nueva finales consecutivas y ganar siete de ellas. Ni que, después de eso, siga siendo una persona tan humilde como para seguir manteniendo que lo único que él hace, a fin de cuentas, es pasar bolas por encima de una red. Tampoco es real esa capacidad inhumana de sacrificio, ese inmenso espíritu de lucha, esa mentalidad de acero que le impide rendirse jamás, por imposible que parezca la proeza. No, no, no. No se hagan líos. Todo eso no es cierto.


Definitivamente, es imposible. Es demasiado bonito para ser cierto. Para ser real. Solo es un sueño. Uno de esos sueños tan maravillosos en los que, cuando te despiertas, aún tienes una enorme sonrisa en la boca.