Ahora vamos con lo importante: el movimiento social surgido a partir del 15-M.
En primer lugar, indicar que hablo desde la perspectiva de la lejanía (física, que no sentimental) y sin saber muy bien en qué se está trabajando en estos momentos en las Asambleas que se celebran en multitud de ciudades (que bonito suena eso, ¿eh?, asambleas ciudadanas para decidir las cosas), ya que no dispongo, de momento, de información de primera mano.
Para empezar, creo que el Movimiento 15-M tiene mucho margen de apoyo: primero, porque un porcentaje muy alto de la población que no vota (33% en las recientes municipales, 25% en las legislativas de 2008) porque no se siente representado por los partidos, podría apoyarlo. Segundo: porque, históricamente, este país es pragmático a la hora de votar. La gente trata de escoger lo menos malo o lo más cercano a su ideología, para que no gobiernen “los otros”, lo que no quiere decir que estén de acuerdo, ni mucho menos, con la forma y los modos de gobernar de los “representantes” a los que otorgan su voto, ni con el funcionamiento del actual sistema. Otro posible caladero de apoyos.
Creo que el movimiento debería permanecer completamente desprovisto de ideología y no entrar en ningún momento en el debate político. Pienso que debería centrarse, casi exclusivamente, en defender las propuestas regenerativas que se están aprobando en las Asambleas. ¿El fin? Agrupar al mayor número de personas posible, sin que nadie pueda sentirse excluido o tener recelos por la supuesta ideología izquierdista del movimiento. Que este sea completamente transversal y pueda unir a personas de diferentes ideologías y a votantes tradicionales de los dos grandes partidos. Es más, creo que hay que hacer todo lo posible por acercar e incluir a grupos o representantes de una ideología más conservadora, para demostrar que aquí lo que pedimos no es que se gobierne en una u otra dirección, sino unos mínimos democráticos que devuelvan la DECENCIA a las instituciones y aumenten la PARTICIPACIÓN CIUDADANA en la toma de decisiones. Prefiero un gobierno del PP que apruebe el 50% de las propuestas del Movimiento 15-M (aunque eso parezca totalmente utópico), que un gobierno socialista bajo las condiciones actuales. Objetivo final: ser una opción de voto (no quiero ni llamarlo partido) en las próximas generales y obtener la suficiente representación como para que no se pueda formar Gobierno sin sus escaños, y poner como condición para la investidura la celebración de un referéndum de carácter vinculante en el que se voten todas las medidas propuestas. Por otro lado, si fuera necesario e imprescindible, abogaría por establecer unas reglas de mínimos: es decir, retirar las propuestas más polémicas o de carácter político (del tipo, expropiación de viviendas) y centrarse solo en presentar las que tengan casi unanimidad. Todo sea por el consenso y por poder ir avanzando. Posteriormente, y una vez logrados esos mínimos, ya se podría ir profundizando.
Además, en la medida de lo posible, creo que el movimiento debería desarrollarse y ser liderado, principalmente (pero no únicamente), desde las Universidades, donde, en teoría, se encuentran las personas más preparadas, capacitadas y brillantes de este país. Además, creo que sería muy importante que el movimiento estuviera liderado por Catedráticos Universitarios apartidistas y que aúne un amplio espectro ideológico, con el fin de evitar suspicacias.
Para los que dicen que este un movimiento utópico. Aquellos que conozcan más o menos bien la sociedad americana, sabrán que muuuuuucho más difícil era pensar en el año 2007 que alguien como Obama (negro, con un nombre poco americano, criado fuera del país, sin ser un religioso ferviente, cuyo segundo nombre es Hussein…) pudiera imponerse en las primarias demócratas a Hillary Clinton y, más aún, llegar a ser presidente de los Estados Unidos. Por eso creo que, para extender el mensaje, habría que seguir a pies juntillas el modelo Obama: Internet como herramienta básica de movilización y participación, actuar barrio por barrio, puerta por puerta, para explicar las propuestas y pedir el voto; y, por último (con todas las reservas porque no sé hasta que punto esto es legal en España), obtener financiación mediante la aportación de pequeñas donaciones de fondos.
Y, para terminar, voy a pedir que seamos críticos, muy críticos, con nosotros mismos y con nuestras propuestas y reivindicaciones. Es la mejor manera de mejorarlas. No caer en la autocomplacencia de pensar que ya está todo hecho, porque esto no es más que el principio y, si de verdad queremos que vaya a más, solo existe un sistema posible: TRABAJO, TRABAJO Y TRABAJO.
En primer lugar, indicar que hablo desde la perspectiva de la lejanía (física, que no sentimental) y sin saber muy bien en qué se está trabajando en estos momentos en las Asambleas que se celebran en multitud de ciudades (que bonito suena eso, ¿eh?, asambleas ciudadanas para decidir las cosas), ya que no dispongo, de momento, de información de primera mano.
Para empezar, creo que el Movimiento 15-M tiene mucho margen de apoyo: primero, porque un porcentaje muy alto de la población que no vota (33% en las recientes municipales, 25% en las legislativas de 2008) porque no se siente representado por los partidos, podría apoyarlo. Segundo: porque, históricamente, este país es pragmático a la hora de votar. La gente trata de escoger lo menos malo o lo más cercano a su ideología, para que no gobiernen “los otros”, lo que no quiere decir que estén de acuerdo, ni mucho menos, con la forma y los modos de gobernar de los “representantes” a los que otorgan su voto, ni con el funcionamiento del actual sistema. Otro posible caladero de apoyos.
Creo que el movimiento debería permanecer completamente desprovisto de ideología y no entrar en ningún momento en el debate político. Pienso que debería centrarse, casi exclusivamente, en defender las propuestas regenerativas que se están aprobando en las Asambleas. ¿El fin? Agrupar al mayor número de personas posible, sin que nadie pueda sentirse excluido o tener recelos por la supuesta ideología izquierdista del movimiento. Que este sea completamente transversal y pueda unir a personas de diferentes ideologías y a votantes tradicionales de los dos grandes partidos. Es más, creo que hay que hacer todo lo posible por acercar e incluir a grupos o representantes de una ideología más conservadora, para demostrar que aquí lo que pedimos no es que se gobierne en una u otra dirección, sino unos mínimos democráticos que devuelvan la DECENCIA a las instituciones y aumenten la PARTICIPACIÓN CIUDADANA en la toma de decisiones. Prefiero un gobierno del PP que apruebe el 50% de las propuestas del Movimiento 15-M (aunque eso parezca totalmente utópico), que un gobierno socialista bajo las condiciones actuales. Objetivo final: ser una opción de voto (no quiero ni llamarlo partido) en las próximas generales y obtener la suficiente representación como para que no se pueda formar Gobierno sin sus escaños, y poner como condición para la investidura la celebración de un referéndum de carácter vinculante en el que se voten todas las medidas propuestas. Por otro lado, si fuera necesario e imprescindible, abogaría por establecer unas reglas de mínimos: es decir, retirar las propuestas más polémicas o de carácter político (del tipo, expropiación de viviendas) y centrarse solo en presentar las que tengan casi unanimidad. Todo sea por el consenso y por poder ir avanzando. Posteriormente, y una vez logrados esos mínimos, ya se podría ir profundizando.
Además, en la medida de lo posible, creo que el movimiento debería desarrollarse y ser liderado, principalmente (pero no únicamente), desde las Universidades, donde, en teoría, se encuentran las personas más preparadas, capacitadas y brillantes de este país. Además, creo que sería muy importante que el movimiento estuviera liderado por Catedráticos Universitarios apartidistas y que aúne un amplio espectro ideológico, con el fin de evitar suspicacias.
Para los que dicen que este un movimiento utópico. Aquellos que conozcan más o menos bien la sociedad americana, sabrán que muuuuuucho más difícil era pensar en el año 2007 que alguien como Obama (negro, con un nombre poco americano, criado fuera del país, sin ser un religioso ferviente, cuyo segundo nombre es Hussein…) pudiera imponerse en las primarias demócratas a Hillary Clinton y, más aún, llegar a ser presidente de los Estados Unidos. Por eso creo que, para extender el mensaje, habría que seguir a pies juntillas el modelo Obama: Internet como herramienta básica de movilización y participación, actuar barrio por barrio, puerta por puerta, para explicar las propuestas y pedir el voto; y, por último (con todas las reservas porque no sé hasta que punto esto es legal en España), obtener financiación mediante la aportación de pequeñas donaciones de fondos.
Y, para terminar, voy a pedir que seamos críticos, muy críticos, con nosotros mismos y con nuestras propuestas y reivindicaciones. Es la mejor manera de mejorarlas. No caer en la autocomplacencia de pensar que ya está todo hecho, porque esto no es más que el principio y, si de verdad queremos que vaya a más, solo existe un sistema posible: TRABAJO, TRABAJO Y TRABAJO.
Continuará...