El pasado miércoles 29 de septiembre tuvo lugar en España la huelga general más extraña de la democracia occidental (al menos de la española). Una huelga con la que los sindicatos no querían dañar excesivamente al Gobierno, y convocada nada menos que cuatro meses después de la aprobación del decreto-ley que propició la convocatoria huelguista; en la que el Ejecutivo, que hasta hace dos años mantenía una relación extraordinaria con los sindicatos, les tendía la mano para colaborar a partir del día después de la huelga... pero dejando claro que de ningún modo iba a rectificar sus políticas; y en la que, para colmo, la oposición se manifestaba tanto en contra del Gobierno como de los sindicatos, pero no apoyaba la convocatoria, aunque llevaba varios años pidiéndola y que, para más inri, solicita un recorte incluso más duro del que se ha llevado a cabo... mientras afirma ser el mayor defensor de los trabajadores... ¡DELIRANTE!
Aunque por su elevado nivel de populismo y demagogia, incompatible con mi salud mental, no he perdido mucho tiempo en atender a los análisis de los medios de comunicación, he escuchado en algunos que todo este pifostio era un reflejo de la falta de credibilidad tanto de los partidos como de los sindicatos... como si los medios tuvieran hoy en día mucha más credibilidad y aprecio ciudadano que ellos (y esto lo dice un periodista).
Mi opinión personal es que, ahora mismo, pese al caos absoluto que parece atravesar el país, seguimos viviendo, en general, mucho mejor de lo que jamás habrían soñado nuestros padres. Conozco a decenas de personas en paro o con un sueldo del que no paran de quejarse, que no se privan en absoluto de salir, tomarse sus copas, ir al cine, comprarse ropita o irse de viaje.
Por otro lado, tampoco paramos de quejarnos de lo ladrones, corruptos e inútiles que son nuestros políticos... olvidándonos, por supuesto, de que somos nosotros los que con nuestros votos los colocamos ahí. Existen decenas de partidos a los que votar, así como otras alternativas como el voto en blanco o la abstención... pero, al final, cada cuatro años, un 90% de borregos otorgamos una y otra vez nuestra confianza a los mismos de siempre. Así que, antes de quejarnos y protestar, creo que antes deberíamos reflexionar y obrar en consecuencia. Muy pronto (espero) llegará ese día.
PD. Yo personalmente, pese a considerarme más concienciado y defensor de los derechos de los trabajadores que la gran mayoría de los que ayer se manifestaban en contra del Gobierno, ME NIEGO A APOYAR UNA HUELGA CONTRA ZAPATERO, en mi opinión, el Presidente de la democracia que más se ha preocupado por los más desfavorecidos. Otra cosa es que determinados factores externos (presión de los mercados internacionales, de la UE, de los especuladores...) le hayan obligado, como mal menor (esos factores externos podrían haber provocado el colapso de la economía española), a tomar ciertas medidas que, estoy seguro, no le entusiasman en absoluto. Por desgracia, el neocapitalismo predominante en el mundo es el que acaba mandando... pese a ser el principal y casi único culpable de la terrible crisis económica que estamos atravesando. Con un poco de suerte, esto también cambiará pronto.