Aquí puedes leer todos mis artículos en Suite 101

Rally Dakar: ¿Cómo sobrevivir a la carrera de coches más larga y dura?

Aunque la suspensión a última hora de la edición del año 2008 deslució un poco el reportaje, en su momento creímos (y creo que no nos equivocamos) que merecía mucho la pena publicarlo. Tanto por el esfuerzo de diseño que había supuesto como por la calidad de la información que contenía. Da una idea perfecta de lo increiblemente dura que puede ser una carrera de estas características. Pero lo mejor es que lo leáis y lo comprobéis vosotros mismos ;)

Podéis hacerlo en este enlace.

Carlos Peña: hazañas al estilo David Meca

Uno de los principales objetivos de '+QFútbol' era dar espacio a héroes anónimos cuyo esfuerzo nadie reflejaba en los medios de comunicación. Carlos Peña fue uno de ellos. Este nadador de larga distancia ha atravesado nadando de espaldas el lago Ness, el río Ebro, la Tierra de Fuego, el lago Titicaca... e incluso un río de la ex-Yugoslavia en pleno conflictó bélico. Lo dicho, un auténtico héroe.


Aquí podeis leer el reportaje completo.

Dopaje genético: el dopaje del siglo XXI

Este es uno de los reportajes publicados en '+QFútbol' de los que más orgulloso me siento (por no decir del que más). En primer lugar, por el gran trabajo de investigación que tuvimos que realizar. En segundo, porque pese a ser un secreto a voces, pocos medios de comunicación (al menos españoles) se han atrevido a publicar algo sobre el tema. Desconozco la razón, pero miedo me da saberla. Y tercero, por la enorme repercusión que va a tener este asunto en el futuro próximo. Y si no, al tiempo.

Este es el enlace al original de la revista. Muy recomendable.

Atlético de Madrid: el equipo más extraordinario del mundo

Resulta duro para un madridista escribir hoy este artículo, pero creo que la ocasión histórica lo merece. En primer lugar, he de aclarar que cuando digo extraordinario no me refiero a que el Atlético sea el mejor equipo del mundo, ni el más grande, ni el que tiene la mejor afición. El mejor equipo es el Barça, el más grande el Real Madrid y hay decenas de aficiones, tanto en España como en Europa, mejores que la del Atleti (¡Kiko cojo, muérete!). Por mucho que ellos quieran convencerse de lo contrario.

Cuando digo extraordinario me refiero a que este equipo es capaz de hacer las cosas más extrañas, inesperadas e inverosímiles del mundo del fútbol. Tanto para lo bueno como para lo malo. Por ejemplo, son capaces de perder la Copa de Europa en el tiempo de descuento, cuando los jugadores ya celebraban el triunfo sobre el campo, encajando un gol desde casi 40 metros de distancia. Y de ganar su título internacional más prestigioso, la Intercontinental, precisamente porque el Bayern de Munich, equipo que le derrotó en aquella final de triste recuerdo, rechazó jugar el torneo.

O de ganar la Europa League con un equipo totalmente en ruinas. Clasificándose para la competición porque en la primera fase de la Champions, teniendo un grupo más que asequible, quedaron terceros sumando tan solo dos puntos. El Atleti no quedó cuarto porque, a pesar de empatar a puntos y perder el goal-average particular contra el temible Apoel de Nicosia, habían empatado a uno en Chipre y a cero en el Calderón. Ese mismo día lo dije: el Atleti va a ganar la Europa League. Muchos atléticos me tomaron por loco. O directamente por tonto. Yo creo que lo supe, simplemente, porque las cosas se observan con mejor perspectiva cuando lo haces desde fuera. Y es que muchos indios aún no son totalmente conscientes de lo que realmente tienen entre sus manos. 

Y con respecto al Madrid. Bueno, qué decir con respecto al Madrid. Hablamos de un equipo que solo ha ganado tres veces al Madrid en los últimos 15 años. Las dos últimas hasta ayer fueron en la temporada 1999/2000. El resultado fue que el Atleti bajó a Segunda División con el que probablemente era el mejor equipo que había tenido en toda su Historia (Ayala, Gamarra, Baraja, Solari, Kiko, Valerón, Hasselbaink...). Y unos días después de confirmarse su descenso a la categoría de plata, perder la final de la Copa del Rey porque a su portero le roban un balón de las manos (por cierto, hasta ayer, el Atleti había perdido las cuatro últimas finales de Copa que había disputado).

También ha habido tiempo para momentos antológicamente graciosos. Como aquella temporada 2006/2007. La de la Segunda Liga de Capello. Cuando el Madrid se jugaba el título en las últimas jornadas contra el alicaído Barça de Rijkaard. "Ojalá perdamos, para joderles la Liga a los vikingos", decía gran parte de la afición rojiblanca los días previos a su encuentro frente al FC Barcelona. Y vaya si perdieron. Se llevaron 6 en el Calderón. El Madrid de Capello ganó la Liga más emocionante de la última década. Y el Atleti se quedó fuera de la Champions por dos puntos. Los que hubiera sumado de haberle ganado al Barça aquel partido que tanto querían perder.

La última, la del día 17 de mayo de 2013, quedará grabada para siempre en la memoria de la afición rojiblanca. Después de 14 años sin ganar al eterno rival (algo así como si el Madrid perdiera 14 finales de Copas de Europa consecutivas), intervalo de tiempo en el cual han encadenado ridículo tras ridículo a cada cual más grande, estos tipos van y le ganan el partido más importante de los últimos 30 que han disputado. El único en el que había un título en juego. Y encima en el Bernabéu (y ya van 4). Y para que su afición disfrute aún más de la victoria soñada, remontando el marcador. Y, por si fuera poco, con los dos mayores archienemigos, CR7 y Mourinho, de su archienemigo (valga la redundancia) por antonomasia, expulsados. La felicidad en estado puro. El orgasmo total.

No me hace feliz, pero en parte se lo merecen. Me alegro por ellos. Que disfruten de la Copa de su Majestad. Lo van a hacer mucho más que si la hubiéramos ganado nosotros.

Pero lo aviso desde ya mismo. Que no se confíen. No sería de extrañar que el año que viene echaran a Simeone en la jornada 15 por ir décimos en Liga. O incluso que bajaran a Segunda. El Atleti tiene esas cosas.

Están locos estos romanos (de la ribera del Manzanares).

El deporte: Triatlón

En '+Qfútbol' también había espacio (y mucho) para los deportes minortitarios. Yo mismo tuve el placer de firmar (bajo otro de mis seudónimos) este excelente reportaje sobre, posiblemente, el deporte más duro que existe: el triatlón. Hablamos de uno de los deportes más completos y que exige un sacrificio y una fuerza de voluntad casi sobrehumanos.


Os dejo el enlace del reportaje, cuyo diseño, por cierto, me gusta especialmente (cortesía de nuestra diseñadora Margot). 

Deportistas con corazón: Steve Prefontaine

Este gran reportaje, firmado por Borja Pérez, versa sobre las hazañas, aventuras y desventuras de otro genio del atletismo, el gran Steve Prefontaine. Dentro de la sección "Deportistas con corazón"


En este caso solo está disponible la versión original en formato Flash de la revista:

La leyenda: Emil Zatopek

Voy a empezar a recuperar una serie de reportajes que escribí (bajo seudónimo) cuando dirigía, editaba, redactaba y... bueno, tanto Borja como yo hacíamos un poquito de todo... esa gran revista que fue '+QFútbol', la primera revista multimedia que vió nacer este país (dentro de un siglo, cuando hayamos muerto en la pobreza y en el olvido, se nos estudiará en las facultades de periodismo como unos pioneros :)

Este iba dedicado a Emil Zatopek, la locomotora humana, dentro de la sección "La leyenda":


En este enlace podeis ver la versión original de la revista en formato Flash (muy recomendable).
Y en este otro la versión en HTML del blog que creamos.   

Espero que lo disfruteis...


¿El insulto final? Apuesten ustedes a que no

La capacidad de los políticos españoles para insultar a la inteligencia de los ciudadanos parece no tener límites. Tal vez les hemos dado razonez más que suficientes para hacerles creer que el plan funciona. De hecho, no me cabe la más mínima duda de que se las hemos dado en infinitas ocasiones. Pero a uno le gustaría pensar que todo tiene su límite.

Y es que, después de las medidas tomadas la semana pasada por el Gobierno, reincidiendo una vez más en las políticas que nos están llevando a la ruina (económica y moral) más absoluta; tras las desalentadoras previsiones basadas en el "vamos a ponernos en lo peor para que luego cualquier mínimo avance sea percibido como una extraordinaria noticia"; solo unos días después del... no sé ni cómo adjetivarlo... "a pesar de la situación extrema y nuestras constantes mentiras e incapacidad manifiesta, tengan ustedes paciencia y confíen en nosotros, que estamos haciendo todo muy bien y les vamos a sacar de esta".

Pues bien, después de todo eso ahora llegan el definitivo "si usted se traga esto es que ya es infinitamente más tonto de lo que nunca jamás podríamos haber llegado a imaginar". Y además, utilizamos nuestro órgano de manipulación oficial (¿a qué no son ustedes capaces de adivinar cuál es? Venga una pista, aquí va su portada de hoy), nuestro Granma versión neoliberal, para airearlo a los cuatro vientos.


Pues sí, señores, ustedes no se preocupen que el paro va a bajar al 14% y el PIB subirá el 3,2%... para el 2019. Así que ya saben, si quieren que tan feliz noticia se produzca allá para cuando todos ustedes: a) se hayan largado de este país; b) hayan muerto de hambre; voten al PP en las próximas elecciones que la alternativa a nuestras políticas les llevarán a un desastre todavía mayor (si es que eso es posible).

Pero lo mejor de todo es el método utilizado. Como a mi me da vergüenza ajena, dejo aquí la explicación. Se resume en algo tal que así: como no tenemos ningún dato para hacer previsiones a tan largo plazo lo que hacemos es, simplemente, prolongar de forma matemática las que ya tenemos. Algo así como: si el Barça le saca al Madrid cinco puntos en la jornada cinco, eso quiere decir, que por pura y aplastante lógica, al final de Liga le va a sacar 38. Y nos quedamos tan panchos. Aquí ante todo seriedad absoluta.    

Un Madrid sin ideas roza la gesta a base de casta

El Real Madrid tendrá que aplazar durante un año más el sueño de alcanzar la Décima Copa de Europa. Y ya van once, demasiados para la institución futbolística más rica (tanto por prestigio como económicamente) del planeta. La eliminación es más que justa si se considera el global de la eliminatoria y, a pesar de todo, el Madrid dispuso de serias opciones de dar la vuelta al adverso marcador que se trajo de Dortmund en aquella aciaga noche en la que Lewandowsky se coronó como uno de los mejores delanteros del mundo. 

El principal problema del Madrid es que no dispone de un plan más allá de su letal contraataque y la calidad extrema de la mayoría de sus jugadores. Ante defensas cerradas y equipos medianamente organizados sufre lo indecible. Todo ello quedó evidenciado en los dos partidos de octavos de final contra el Manchester United. Tal vez fue allí cuando el Madrid empezó a perder esta Copa de Europa. Cuando le mostró al mundo entero todas sus carencias. Al igual que en la eliminatoria contra los diablos rojos, ayer el equipo careció, una vez más, de ideas. Las tres clarísimas oportunidades de las que dispuso durante los primeros quince minutos fueron mucho más producto de la enorme calidad de sus jugadores que de un plan de juego realmente efectivo. Higuain primero, Cristiano poco después y Ozil al rato mandaron al limbo las escasas opciones de remontada. Marcar en los primeros minutos del partido resulta clave cuando se pretende realizar una gesta de tal calibre como es ganar por 3-0 en unas semifinales de Champions. Los errores no solo cortaron las alas al Madrid, sino que dieron impulso al Borussia, que tuvo la sensación de que lo peor había pasado y habían salido indemnes y sin un rasguño en la coraza.  

A partir de ese momento fue cuando más se demostraron las debilidades de este Madrid, que no volvió a gozar de oportunidades claras hasta los últimos 20 minutos de partido. Cada jugador, especialmente Di María que a la mínima ocasión se lanzaba como un rayo contra la nada, hacía la guerra por su cuenta. Cristiano, tal vez no recuperado aún totalmente de las molestias que le hicieron ser duda hasta el último momento, estuvo muy desacertado durante todo el partido. Higuain no daba una a derechas. Y Ozil tampoco tuvo su mejor día. Solo Modric, una máquina de recuperar balones, y Ramos, una vez más un muro defensivo, mantuvieron un altísimo nivel durante todo el encuentro. Además de Diego López, que estuvo soberbio una vez más. Pero ayer lo que le hacían falta al Madrid eran goles. Y sus delanteros no estaban finos. Mientras, el Borussia a lo suyo. Una vez pasada la avalancha, le bastó con estar ordenadito mientras que sus centrales se hartaban a despejar balones colgados sin el más mínimo sentido.

Pero si hay algo que caracteriza al Madrid es su infatigable lucha en pos de la victoria... salvo lamentables excepciones como el partido de Dortmund. Empujado por un Bernabeu que, pese a todo, seguía mostrando esperanza en la remontada, se lanzó a degüello a lo que ya parecía más un acto de fé en busca del milagro que una posibilidad real. Los últimos 20 minutos del equipo fueron ejemplares, más por la actitud que por el juego en sí. Así, las ocasiones comenzaron a llegar una detrás de otra. Pero la pelota se empeñaba en no entrar. Hasta que Benzema acertó a empujarla a la red en el minuto 81. Ramos hacía el segundo solo tres minutos después. El Madrid llegaba a la recta final del partido en la situación soñada: a falta de un gol para el pase a la final, con un subidón de adrenalina, un estadio enloquecido que, ahora sí, intuía que la gesta estaba al alcance de la mano, y un Borussia acogotado y, seguramente, con el recuerdo grabado a fuego en la memoria de cómo había eliminado al Málaga en cuartos, anotando dos goles en el tiempo de descuento. Son las cosas del fútbol. Las cosas que le convierten en el deporte rey.  

Sin embargo el milagro no se consumó. El arreón final no fue suficiente para compensar una eliminatoria mejor jugada por el Borussia, que alcanzó merecidamente y por segunda vez en su Historia una final de Champions. Un tapado que, a falta de conocer lo que ocurra hoy entre Bayern y Barcelona, será la cenicienta de la final. También lo era en 1997... y derrotó a la todopoderosa Juventus de un tal Zinedine Zidane.