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Crónica del año más extraño de mi vida

Antes de empezar a leer este post has de saber que está dedicado exclusivamente a aquellos que me quieren o que tienen algún tipo de interés por mi vida. Así que, si no es el caso, creo que lo mejor que podrías hacer es pinchar en la crucecita situada en la parte superior derecha de la pantalla y seguir a otra cosa. Tampoco deberías seguir leyendo si no te gustan demasiado las reflexiones filosóficas o si, simplemente, no te apetece leer ralladas mentales. Avisado estás, así que lo que hagas a partir de ahora será bajo tu entera responsabilidad.

Bien, como todos sabéis, mis años no siguen el calendario romano sino que comienzan y acaban con el curso escolar. Así que, una vez finalizado este, creo que ha llegado la hora de pasar revista y de hacer recuento de daños. "Podrías hacerlo en la intimidad de tus pensamientos y no en un foro público como este", pensaréis algunos. Cierto. En ese caso tampoco sigas leyendo.

¿Ya? ¿Estamos solo los que tenemos que estar? Bien, entonces paso a explicar que si escribo esto aquí es, en primer lugar, porque va con mi naturaleza bocazas y, en segundo, porque en cierto modo necesito desahogarme.

Y tampoco es que se pueda decir que haya sido un año malo. De hecho no ha sido ni malo ni bueno y, al mismo tiempo, las dos cosas a la vez. Lo que sí ha sido, sin ningún tipo de duda, es el año más extraño de toda mi vida. Y mira que muchos sabeis que los he tenido de todas las formas y colores.

La cosa comenzó pintando muy bien. Un año semisabático dedicado en exclusiva a dar unas pocas clases particulares para cubrir mis gastos, sacarme el Advanced de inglés, escribir mi novela, hacer mucho deporte... y bueno, si tenía que venir algo más, pues que simplemente llegara. Ante todo tranquilidad, relax y disfrutar de la vida. Y así fue durante unos meses en los que todo me salió a pedir de boca. Incluso mejor aún de lo planeado. Parecía que las estrellas y los planetas se habían alineado para que todo saliera genial. Pero todo aquello, por diversas circunstancias, acabó de forma abrupta. En principio no debería haber sido algo especialmente traumático. Pero en ese momento me di cuenta de que no había sabido saborearlo plenamente. Suele pasar, sí. Lo malo es que te despiertas del sueño y comienzas a ser consciente de que ya se ha acabado, que no puedes volver a disfrutar de él. Y ahí, amigo, estás jodido. 

A partir de entonces empezó mi invierno particular. Un invierno duro, frío, lluvioso y solitario... Y largo. Jodidamente largo. Probablemente el más largo de mi vida. Al menos a mi se me hizo eterno. Pero tampoco me voy a extender mucho en el tema. Los pocos que sabeis cómo lo pasé ya teneis toda la información necesaria. Y los que no... pues bueno, lo importante es que ya se terminó.

Y en esas llegó la primavera. Esos primeros días de sol y calorcito y, muy poquito a poco, me fui viniendo arriba. Sacando la cabecita de la madriguera en la que había estado hibernando y rumiando mis infiernos personales. Retomé la bici, empecé a salir de nuevo y a rehacer lo que hasta hace poco estaba totalmente deshecho. Pero con la primavera también llegaron los vaivenes. Y qué vaivenes señores. Un día estaba aquí, feliz y sorprendido de algunas cosas que pasaban y que me alegraban la vida, y al día siguiente allá, desesperanzado, triste, estresado y, sobre todo, pérdido.

Y así estoy ahora. Queriendo estabilizar mi vida y viendo que es totalmente imposible. Que la cosa está jodidamente complicada. Y que, por si fuera poco, parece que algo o alguien se empeña en utilizarme como la bolita de una ruleta de casino.

Pero, como ya he dicho, no creo que pueda considerar este como un año malo porque, aunque ha habido épocas duras, también he vivido momentos maravillosos. Lo tomaré como un año en el que, ante todo, he aprendido, he madurado y he aprendido a ser consciente (más aún) de lo afortunado que soy en muchísimos aspectos. Además, he conocido a bastantes personas interesantes. Unas han permanecido en mi vida varios meses, otras solo unas pocas semanas, unas cuantas apenas un día y alguna otra espero que continúe más o menos cerca de mi durante el resto de mi vida.

Y es que, al final, te acabas dando cuenta de que todo esto solo merece la pena por teneros a vosotros ahí, a los que habéis leído toda esta mierda hasta el final, a los que, en cuanto habéis detectado mis momentos de bajón, habéis acudido prestos a interesaros por mi y a levantarme el ánimo. Porque si no fuera por vosotros seguramente ahora estaría hundido. Porque ya sabéis que yo necesito muy poquito para ser feliz... que me quieran y que me lo demuestren :)

¡¡Feliz prospero año nuevo 2013/2014!!

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